martes, 9 de diciembre de 2008

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De la Diplomacia y la Filosofía: Alberto Wagner de Reyna

Manuel Rodríguez Cuadros*
Entre la filosofía y la diplomacia existe el nexo de la reflexión de la política como ontología y ética. Platón en el “Georgias” afirmaba que “así como hay dos substancias, hay dos artes. Una de ellas tienes que ver con el alma, yo la llamo política”. Alberto Wagner de Reyna, filósofo y diplomático debe haber encontrado en su itinerario vital un estímulo para darle la razón a Platón. Wagner cumple hoy 90 años. Casi un siglo de una vida que ha conciliado con creatividad y éxito la rigurosidad de su vocación filosófica y la seriedad de su compromiso práctico e intelectual con la diplomacia peruana.
Muy joven, en 1938, a los veintitrés años, se convierte en uno de los primeros difusores de la obra de Heidegger en América Latina al publicar “La Ontología Fundamental de Heidegger”. Posteriormente, traduce al castellano una de las obras clásicas del filósofo alemán: “Brief ubre den Humanismus” y escribe estudios sobre la egología trascendental de Husserl, el concepto de verdad en Aristóteles y una visión de la filosofía en Iberoamérica. Wagner es uno de los representantes más connotados del existencialismo cristiano en el Perú y América Latina. Augusto Salazar Bondy ha señalado que para Wagner ” la filosofía no es un accidente ni un producto eventual del hombre, sino que arraiga profundamente en la existencia”. Hay, ciertamente, en su pensamiento una visión de renovación constante de la actitud filosófica en función del devenir de la existencia : “La faena en que se hallan comprometidas todas las fuerzas del alma, todo el peso y valor de la existencia, y que se llama filosofae, es siempre una aventura. Una aventura que exige la decisión del hombre que, como dice Pascal, siente en sí la imagen de la verdad...”.
La aventura de la filosofía como actitud intelectual lo llevó, de manera simultánea, a publicar estudios e investigaciones sobre la historia de las relaciones internacionales del Perú. En 1930, publicó junto con Raúl Porras Barrenechea la “Historia de los Límites del Perú”. En 1963, una de las pocas investigaciones rigurosas existentes sobre un período específico de las relaciones entre el Perú y Chile: “Las relaciones diplomáticas entre el Perú y Chile durante el conflicto con España” (1864- 1867). En 1964, “Historia Diplomática del Perú 1900- 1945”, el único intento de esbozar la evolución de la diplomacia peruana en el siglo XX.
Pero más allá de las claves históricas que Wagner aporta para una apreciación objetiva de las complejas relaciones peruano chilenas, o de la sistematización que hace de los hechos y procesos de la política exterior en primera mitad del pasado siglo, creo que su aporte está en el enfoque conceptual de su aproximación a la dimensión externa del problema peruano, en sus propias palabras, contribuir al conocimiento de “la formación diplomática del Perú.”
Alberto Wagner en su larga y fructífera vida ha sabido conciliar cotidianamente la teoría y la práctica. Sus investigaciones filosóficas las complementó con la actividad docente en las universidades San Marcos y La Católica. Sus estudios sobre diversos aspectos de la vida internacional del Perú con el fructífero ejercicio profesional de la diplomacia. Fue Secretario General de la Cancillería, Embajador en Colombia, Embajador en Francia y ante la UNESCO, en la que fue electo varias veces miembro de su Consejo Ejecutivo, entre muchos otros cargos que desempeñó en el Servicio Diplomático.
El justo reconocimiento puede admitir un testimonio personal. En 1980, Carlos García Bedoya me nombró Segundo Secretario en la Embajada en París. Mi jefe, aunque lamentablemente por poco tiempo, fue Alberto Wagner de Reyna. Llevaba yo a París la ilusión intelectual y vital que sigue recreando el imaginario de los estudiantes y jóvenes profesionales peruanos en Francia. También la inquietud de la siempre activa contradicción entre el mundo burocrático y el universitario.
Al día siguiente de mi instalación, el Embajador Wagner me convocó a su despacho. Y no me habló de mis tareas burocráticas o funcionales en la Embajada. En el contexto de un mundo todavía signado por las realidades de la guerra fría, me preguntó sobre mis ideas respecto del No Alineamiento y el Tercer Mundo y el grado de interculturalidades existentes entre Africa, Asia y América Latina. Me dijo que quizás tendríamos concepciones distintas, pero que lo importante era reflexionar y analizar los presupuestos de cada visión para contrastarlos con la realidad. Especialmente sobre los aspectos históricos, institucionales y culturales de la ubicación de América Latina en el Tercer Mundo. Al final de una estimulante reflexión, reafirmé mi visión de la existencia de identidades estructurales, económicas y sociales entre los países en desarrollo, pero revaloricé la identidad cultural de América Latina en la historia occidental de las ideas y las instituciones.
Dos años después, comprendí que sus inquietudes por las interrelaciones entre la cultura, la pobreza y el subdesarrollo eran parte de un proyecto mayor. En 1982 publicó “Pobreza y Cultura: crisis y concierto”, una de cuyas tesis centrales es la de la incidencia de los factores culturales en la condición del subdesarrollo y al mismo tiempo en las potencialidades del crecimiento económico.
Esa corta convivencia profesional me hizo beneficiario de una larga tradición de escuela intelectual que ha caracterizado a Torre Tagle en su vida institucional desde 1821. Y Alberto Wagner de Reyna, que cumple hoy 90 años, es uno de los símbolos de la diplomacia profesional peruana de vocación intelectual y de identidad teórica y práctica con el Perú. El Servicio Diplomático de la República le rinde un homenaje merecido al conferirle la Orden José Gregorio Paz Soldán en el Grado de Gran Cruz. Entre Wagner de Reyna y Paz Soldán existen muchas generaciones de diferencia, pero sobre la distancia del tiempo priman las identidades y continuidades que los unen al asumir la diplomacia como un factor de desarrollo y coherencia de la identidad nacional del Perú.

* Ex Ministro de Relaciones Exteriores