domingo, 26 de febrero de 2012


La política exterior en la globalización tiene que estar muy vinculadaa las debilidades y fortalezas de la situación interna de cada país, de su población, geografía, estructura social,  sistema político, economía, defensa nacional  y  situación medioambiental. Éstas son las bases objetivas dela política exterior nacional y moderna. Las naciones industrializadas  lo entienden desde hace siglos. Los estados emergentes como China, Brasil,la India y Sudáfrica lo tienen claro desde  hace unas décadas. En muchos países en desarrollo este referente nacional de la política exterior se extravía usualmente. Ensu historia, el Perú ha tenido diplomacias enchufadas a  los requerimientos y necesidades de la Nación,  también con el enchufe descolgado.

El cambio climáticoy sus efectos en la geografía, la economía y la vida nacionaldebe ser un ámbito prioritario de una diplomacia bien enchufada con la realidad nacional. El Perú es uno de los 20 países más afectados por el cambio climático. ¿La razón? Ser un país localizado en montañas tropicales, con una extrema diversidad de ecosistemas  - que es una riqueza amenazada- y con un tercio de su población en situación de pobreza.

Toda visión a largo plazo de la vida peruana no puede concebirse ni planificarse sin tener en cuenta los efectos del cambio climático, en la naturaleza, la economía y la sociedad peruanas. Menos aún  las previsiones a largo plazo del crecimiento y la equidad social.

Paola Vargas, en un documento de trabajo académico, elaborado para el Banco Central de Reserva resume bien los efectos del cambio climático en el Perú : “…un aumento de 2°C en la temperatura máxima y 20% en la variabilidad de las precipitaciones al 2050, generaría una pérdida de 6% respecto al PBI potencial en el año 2030, mientras que en el año 2050 estas pérdidas serían superiores al 20%; reduciéndose a menos de la tercera parte en caso se adopten políticas globales que estabilicen la variables climáticas al 2030.”

 Que se adopten esas políticas y decisiones globales y que los países industrializados financien las políticas nacionales de mitigación y adaptación del Estado peruano, las regiones y los gobiernos locales,  tienen que ser  metas prioritarias de la política exterior. Para el Perú la situación es realmente crítica. En la cuenca del Lago Titicaca, el 2010, el  cambio climático ha producido  el descenso del nivel de las aguas en 17 centímetrospor debajo delos indicadores de alerta  de  sequía. La salinidad del lago puede aumentar y producir escasez de agua en la parte baja de la cuenca. En la sierra andina,  en los últimos 30 años se ha perdido  el 22 % de la masa de los glaciares. Se derriten inexorablemente. La sabanización de la  Amazonía sigue su progresión y en la costa el fenómeno del Niño es una realidad recurrente.

La población es quien asumirá los costos de la adaptación a estos cambios. Se modificará su estilo de vida  y  se alterarán los sistemas productivos, la matriz energética y la disposición del agua.  La Corriente del Niño, las montañas andinas y los bosques dela Amazonía, son además, factores que inciden en el clima a nivel planetario. Cualquier alteración  del ciclo hídrico y de energía en los andes centrales y en la Amazonía modificará el clima sudamericano y el clima global.

Éstas son las intersecciones entre los efectos del cambio climático en la geografía y las estructuras productivas del Perú, la calidad de vida de la población,  y la regulación de cambio climático a nivel global. Es, también, el vértice que une la Cumbre del Clima realizada en Durban (28 de noviembre-9 de diciembre del 2011)con las preocupaciones que movilizan a las poblaciones en Cajamarca y en el resto del país para defender el agua y  los ciclos productivos de las tierras agrícolas.

Para desacelerar los efectos negativos del cambio climático  los principales países emisores deben asumir  obligaciones exigiblespara limitar las emisiones globales de dióxido de carbono. Según el último informe de la Agencia Internacional de Energía, las emisiones han aumentado en un 5%  a pesar de la peor recesión  económica en 80 años. La China es hoy el principal emisor con 24% y los Estados Unidos el segundo con 16%. Faith Birol, responsable del área económica de la AIE, ha sintetizado  bien el dilema de Durban: “ Si no cambiamos la forma en que estamos usando la energía, acabaremos más allá de lo que los científicos consideran como el nivel mínimo de seguridad. La puerta se cerrará para siempre”. De allí la urgencia de asegurar la continuidad y la ampliación del Protocolo de Kioto.

Pero la ciencia no necesariamente va de la mano con la política.  En Durban,  las posiciones que no desean compromisos jurídicos  exigibles para reducir las emisiones (Estados Unidos,  China, Japón) y  las  de países emergentes en proceso de industrialización, como la India y Brasil,  que aceptan negociaciones para un nuevo tratado sólo a partir del 2015, han hecho imposible un acuerdo con la Unión Europea y los principales países afectados por el cambio climático que reclaman la urgente necesidad de dar continuidad a los compromisos vinculantes del Protocolo de Kioto.

El control multilateral del cambio climático puede haber perdido una de sus últimas oportunidades. Las consecuencias no sólo serán globales, sino nacionales, regionales y locales. Los campesinos de Celendín o del altiplano no serán ajenos a  estos resultados.